Yacimiento de las Trincheras de la Guerra Civil del bosque de Sant Miquel de Abrera

Historia del Yacimiento de las Trincheras de la Guerra Civil del bosque de Sant Miquel de Abrera

Este conjunto defensivo, formado por varias líneas de trincheras que suben por la vertiente, cuatro refugios anexos a la trinchera situada en la cota más baja, y tres nidos de ametralladora dispersos por el flanco meridional, hay que enmarcarlo en las últimas de la Guerra Civil española (1936-1939), concretamente, en el contexto de la llamada ofensiva de Cataluña, una campaña militar ordenada por el jefe de las fuerzas facciosas rebeldes, el General Franco, que se llevó a cabo entre el 23 de diciembre de 1938 y el 13 de febrero de 1939. Éste fue el último gran enfrentamiento del conflicto, y sentenció así la derrota de la legalidad republicana, que ya no fue capaz de articular resistencia alguna. El objetivo de esta operación era deshacer lo que quedaba del ejército del Gobierno legítimo de la República, en retirada hacia el norte y Barcelona tras la derrota en la Batalla del Ebro, y cerrar así la frontera con Francia por evitar la fuga de personas.

Previamente, en abril de 1938, el Ministerio de Guerra republicano empezó a ejecutar un plan de defensa diseñado por el General Vicente Rojo, basado en la creación de seis líneas de sucesivas fortificaciones desde los Pirineos hasta la costa, pensadas para proteger las comunicaciones con el país vecino. Sin embargo, en la práctica el rápido curso de los acontecimientos hizo que sólo se llegaran a construir las defensas de las dos primeras líneas (la L1 y L2).

Iniciada la ofensiva franquista, las tropas fascistas, aglutinadas en el llamado Ejército del Norte a las órdenes del General Dávila, superaron rápidamente las líneas defensivas republicanas gracias a su superioridad militar. Tres de los seis cuerpos del ejército rebelde avanzaron entonces hacia Barcelona en varias direcciones y, tras superar varios focos de resistencia, el 24 de enero de 1939 llegaron hasta la orilla derecha del río Llobregat, ocupando desde Abrera hasta el Prado del Llobregat.

El día anterior, el Presidente de la República, el socialista Juan Negrín, había ordenado la evacuación de Barcelona, ​​y la voladura de los puentes que cruzaban el Llobregat, con el objetivo de crear un nuevo frente en el río. Así, entre el 23 y el 25 de enero se derribaron todos los puentes desde Olesa de Montserrat y Esparreguera hasta El Prat, con la excepción del puente de Carlos III en Molins de Rei. Diez días antes, el 13 de enero, el Govern había hecho las últimas levas llamando a filas a hombres de 17 años, y de 39 a 41 años. Los reclutas jóvenes se enviaban al frente, mientras que los de mayor edad eran enviados a hacer fortificaciones y trincheras a toda prisa en varias zonas elevadas del cauce izquierdo del río, para controlar los vados y posibles puntos por donde el enemigo podía atravesar -lo. Precisamente uno de estos lugares fue el bosque de Sant Miquel, en Abrera.

La noche del 25 al 26 de enero, las tropas franquistas, amparadas en la oscuridad, atravesaron el Llobregat por múltiples puntos. Uno de ellos fue un vado natural del río situado entre Martorell y Olesa de Montserrat, por donde cruzaron en dirección a Ullastrell, que fue capturada por la 4ª División de Navarra al atardecer, abriendo el camino hacia la capital catalana desde el norte.

La noticia de la existencia de combates en la zona del bosque de Sant Miquel la encontramos de forma indirecta en las memorias del teniente coronel Francisco Hidalgo de Cisneros, conservadas en el Archivo Militar de Ávila, donde se explica que para llegar al Mas de Ribes tuvieron que superar la presencia de armas automáticas, muy posiblemente emplazadas en estas trincheras. Las excavaciones arqueológicas promovidas por el Ayuntamiento de Abrera en este lugar, han permitido encontrar pruebas de este enfrentamiento desigual, así como la recuperación de varios restos de material bélico, principalmente munición y restos de armamento de fabricación italiana.